
Para poder respetar a un animal, es básico en nosotros (los humanos) empatizar con ellos.
En concreto con nuestro perro, es básico para ponerse en su lugar y sentir lo que él siente, para poderlo comprender. Ponerse en lugar de un perro es muy difícil, ya que son diferentes a nosotros, pero es necesario para poderlos entender y hacer la convivencia más agradable.
Es importante no humanizarlo, pero son seres vivos que tienen emociones como nosotros. No tienen sentimientos como la culpa, los celos, la envidia, la venganza, etc.. que están ligados a la razón y por lo tanto no los desarrollan.
De dos grandes estudiosos y profesionales de la educación canina creemos que es importante haceros llegar este mensaje que seguro os ayudará a entenderlos.
*Del Libro: “El Choque de Culturas” Jean Donaldson (KNS Ediciones)
Empatía 101
Imagínate que vives en un planeta en el que la especie dominante tiene una inteligencia infini-tamente más sofisticada que la de los seres humanos a quienes, no obstante, tienen como anima-les de compañía. Son los Gorn*. Se comunican entre ellos a través de complejas combinaciones telepáticas, movimientos de ojos y sonidos de alta frecuencia totalmente ininteligibles e imposi-bles de aprender para los humanos, cuyos cerebros sólo están preparados para la adquisición del lenguaje verbal. Lo que sí pueden aprender los humanos es el significado de algunos sonidos ais-lados tras repetidas asociaciones con cosas que tienen relevancia para ellos. Los Gorn y los humanos establecen lazos muy fuertes pero hay muchas reglas de los Gorn que los humanos de-ben intentar asimilar con una cantidad limitada de información disponible y corriendo muchos riesgos.
Imagina que eres uno de los humanos que tiene la suerte de vivir dentro de la casa de una fami-lia Gorn. Otros humanos están en el jardín encadenados en pequeños cobertizos y tienen tanta hambre social, padecen tal aislamiento que no son capaces de controlar sus emociones cuando se les acerca un Gorn. Los Gorn consideran que por culpa de este comportamiento nunca llegarán a convertirse en «humanos domésticos». Son demasiados excitables.
El hogar que compartes con la familia Gorn está repleto de cuencos de porcelana llenos de agua, junto con lavamanos. Sin embargo siempre que intentas hacer pis en uno de ellos cualquier Gorn que se encuentre en las proximidades te ataca. Aprendes a utilizar el retrete sólo cuando no hay ningún Gorn. A veces llegan a casa y te meten la cabeza dentro del retrete sin que exista ninguna razón aparente. Odias que te hagan esto y empiezas a hacerles la pelota cuando vuelven a casa para que no te vuelva a pasar, pero ellos creen que eso es un indicio claro de que eres culpable de algo que todavía desconocen.
También te castigan por ver vídeos, leer determinados libros, hablar con otros seres humanos, comer pizza o pastel de queso, escribir cartas, etc. Los Gorn creen que son problemas de compor-tamiento. Para evitar volverte loco esperas a que no estén en casa para tratar de hacer todo aquello que deseas. Mientras están cerca estás sentado tranquilamente y con la mirada al frente. Como son testigos de que estás capacitado para comportarte como lo estás haciendo, un buen comportamiento para el que tú estás totalmente capacitado, ellos achacan a tu «rencor» que cuando te quedas solo te pongas a ver películas de vídeo y a transgredir otras reglas. Se imagi-nan que seguramente no te gusta que te dejen solo. Te sacan a pasear varias veces al día y te de-jan revistas de crucigramas para que te entretengas (nunca los has hecho porque odias los cru-cigramas,
pero los Gorn creen que no les prestas atención por venganza). Lo peor de todo es que te caen bien, después de todo se suelen portar bien contigo. Sin embargo cuando les sonríes te castigan, y lo mismo sucede si intentas estrecharles la mano para saludar. Si te disculpas, vuelven a casti-garte. No has vuelto a ver a otro humano desde que eras muy pequeño y cuando ves uno por la calle muestras tu curiosidad, te entusiasmas y en ocasiones tienes miedo. Realmente no sabes cómo actuar y por eso el Gorn te mantiene alejado de otros humanos. Tus destrezas sociales nunca llegan a desarrollarse.
Al final te llevan a una escuela de «adiestramiento». Gran parte del adiestramiento consiste en dejarte momentáneamente sin respiración con un collar metálico alrededor del cuello. Están convencidos de que entiendes perfectamente los chillidos que emiten y la comunicación telepáti-ca, porque parece que a veces respondes correctamente. La verdad es que tú simplemente adivi-nas, odias el adiestramiento y la mayor parte del tiempo te sientes muy presionado. Un día ves a un Gorn acercándose con el collar de adiestramiento en la mano, tienes el síndrome premens-trual, te duele el cuello y la verdad es que no te apetece soportar la desconcertante coacción a la que está a punto de someterte. Le dices con voz seria que por favor te deje en paz y se vaya. Los Gorn están perplejos por este comportamiento agresivo sin previa provocación, creían que tenías buen temperamento.
Te meten en uno de sus vehículos y te llevan a dar una vuelta, vas observando el hermoso paisaje del planeta y te preguntas a dónde te llevarán. El vehículo se para y te dejan bajar en un edificio impregnado de olor a sudor y a excrementos humanos.
Hay humanos en pequeñas jaulas por todas partes, algunos están nerviosos, otros deprimidos y la mayoría observa lo que ocurre fuera de sus celdas.
*Gorn: Inteligente especie reptil bípeda y con aspecto humanoide de la saga de Star Treck(N. del T.).
Tus Gorn, con los que habías vivido toda tu vida, te entregan a un desconocido que te arrastra a una pequeña habitación.Estás aterrorizado y le gritas a tu familia Gorn que te ayude pero ellos se dan la vuelta y salen del edificio. Te quedas allí retenido y te ponen una inyección letal. Al fin y al cabo, es la forma humana de hacer las cosas.
Decálogo de los problemas de comportamiento de las mascotas humanas en el pla-neta Gorn
1. Sonreír.
2. Ver la televisión.
3. Usar los jarrones de porcelana llenos de agua como lugar para hacer las necesidades.
4. Escuchar otra música que no sea country ni pop-rock.
5. Hablar con otros humanos.
6. Fumar.
7. Cepillarse los dientes.
8. Comer otra cosa que no sea Human Chow (nutritivo y equilibrado).
9. Saludar estrechando la mano.
10.Sentarse en las sillas («~Qué tengo que hacer para que deje de sentarse en las SI-LLAS?»).
Este es el mundo de pesadilla en el que viven constantemente muchos perros domésticos. Los humanos consideran que casi todos los comportamientos naturales de los perros son problemas de comportamiento: mordisquear, ladrar, jugar con brusquedad, perseguir objetos en movimien-to, comer cualquier alimento disponible que esté a su alcance, saltar y dar la pata para saludar, resolver pequeñas disputas por medio de amenazas, establecer contacto con perros desconoci-dos, proteger los recursos, tirar de la correa creando cierta presión en el pecho o en el cuello, orinar en superficies porosas como la moqueta, defenderse de situaciones que perciben como amenazantes, etc. Las reglas que nos parecen tan obvias a nosotros no tienen ningún sentido para los perros. No son humanos con piel de perro. Si alguien intentara castigar comportamientos que consideras necesarios para mantener tu bienestar o para llegar a fin de mes, ¿dejarías de hacerlos inmediatamente o tratarías de descubrir cuándo resulta seguro hacerlos y cuándo no? ¿Qué sentirías hacia quien te castiga? ¿Qué tipo de credibilidad te merecería? Es tan obvio para los perros que está bien mordisquear los muebles, la ropa y el interior del coche como es tan obvio para ti que la televisión sirve para verla. Si te regaño por ver la televisión, seguro que lo que harás será sencillamente ponerte a verla cuando yo no esté en casa. Y eres un humano con un cerebro desarrollado y plenamente consciente de tus actos.
Jean Donaldson
*Del Libro: “How To Teach A New Dog Old Tricks” Dr. Ian Dunbar (James & Kenneth Publishers)
Diálogo entre el doctor y el perro
Entre el Dr. veterinario Ian Dunbar y su Alaskan Malamute, Omaha
• El Dr.: ¿Por qué los perros os comportáis tan mal?
• Perro: “Quién dice que nos comportamos mal. Los perros sostenemos que nuestro com-portamiento es absolutamente ejemplar. “
• El Dr.: Ok, La gente, pensamos que los perros tenéis un mal comportamiento. Seamos un poco más exactos entonces y pregunto: ¿porqué los perros persiguen, mastican, cavan, gruñen, ladran y muerden? “
• Perro: “En gran parte porque somos perros, supongo. Usted seguramente se sor-prendería si volásemos, hiciéramos crucigramas, guardásemos huesos en el refrigerador, maulláramos, y buscásemos abogados para demandar a nuestros adversarios “
• El Dr.: ¡“Ok, ok! Entiendo, las actividades de todos los perros son absolutamente normales e ingredientes necesarios del repertorio del comportamiento canino natural. Así pues, no es tanto que los comportamientos son anormales por si mismos, si no que estas conductas son simplemente inadecuadas dentro de las reglas domésticas. “
• Perro: “Bien, sí y no – pienso que depende de su perspectiva. Nosotros los perros necesa-riamente no consideramos nuestro comportamiento inadecuado. Por el contrario, un Yorkie amigo mío considera que la alfombra es lo mejor como retrete – absolutamente el lugar más perfecto para hacer pis de la casa entera. Y el viejo Jack Russell admite que una jardinera recientemente labrada ofrece el sustrato ideal para las excavaciones (considerando la naturaleza delicada de sus patas, ablandadas a partir de años de vida domestica). “
• El Dr.: “Así pues, corrígeme si me equivoco. Lo que estas diciendo es que los comporta-mientos de los perros son perfectamente normales y naturales… “
• Perro: “¡Y necesarios!”
• El Dr.: “… y necesarios en la vida salvaje…”
• Perro: “¡Y en el vida doméstica!”
• El Dr.: “… y en el vida doméstica.”
• Perro: “De ahí la responsabilidad del dueño a proporcionar y a indicar actividades mu-tuamente aceptables y apropiadas para nosotros, si no…
• El Dr.: “¿Si no…?”
• Perro: “…si no nos fuerzan a improvisar en nuestro entorno diferentes terapias ocupacio-nales para pasar el tiempo.
• El Dr.: `Y sin ninguna duda os equivocáis. ¿Correcto?
• Perro: ¡“Correcto! Y entonces nos castigan por romper unas reglas que ni sabíamos que existían.
• El Dr.: “Eso no es justo.”
• Perro: “Bien, apenas nos hace felices.” (*como raza, los malamutes son renombrados por su sarcasmo.)
• El Dr.: ¡“Hmmmm! ¿Has probado alguna vez a explicar a tu dueño que no sois conscientes de hacer nada malo?
• Perro: “Claro – cada vez que llegan a casa.”
• El Dr.: “¿Y qué sucede?”
• Perro: “Nos castigan cuando salimos a saludarlos a la puerta
• El Dr.: “Quizás no les gusta un recibimiento tan exuberante saltando y arañando con las patas. ¿Por qué no te sientas para saludar?
• “Perro: ¡“Buena idea! Nunca se me había ocurrido… Pero a ellos les encantaba la aten-ción y el contacto físico cuando éramos cachorros
• El Dr.: “Lo que quería decir era, ¿porqué no te sientas y lo hablas con tus dueños?
• Perro: “Oh, nunca escuchan. Siempre que nos sentamos, empiezan…sienta, junto, sienta, gira… Todo parece tan insustancial. “
• El Dr.: “¿Has intentado suplicar a tus dueños?”
• Perro: “A todas horas. Pero es siempre peor si actuamos así. Entonces asumen que nos hemos portado mal a propósito y nos castigan más seriamente. “
• Dr.: “¿Y no te enfada todo eso?”
• Perro: “Si nos enfadamos, nos matan.”
• El Dr.: ¡“Es terrible! ¿Qué puedo hacer para ayudaros? “
• Perro: “Bien, para principiantes, podría considerar el publicar un Manual de entrena-miento para Cachorros. “
• El Dr.: “¡Considéralo hecho!”
IAN DUNBAR