¿El Encantador de qué?


Por Izaskun Arenas

izaskun@euskalnet.net

 

 

 

Después de un tiempo de calma, la cadena Cuatro vuelve a emitir el programa «El Encantador de Perros» y con él llegan de nuevo las escalofriantes escenas que, a menudo, vemos repetidas a diario por la calle. Todo esto me lleva a reflexionar sobre muchas cualidades del ser humano y del perro. Pero antes de seguir con mis reflexiones describiré una escena que tuve que presenciar ayer para mi desgracia.

Iba por la calle detrás de un niño de unos 7 u 8 años acompañado de su madre y, entre ellos, un pequeño Pomerania al que le costaba un tremendo esfuerzo tocar el suelo con sus patas delanteras debido a la tensión de la correa. El niño llevaba la correa e iba cuadrado, con la cabeza bien erguida y orgulloso de ser un líder, imitando el lenguaje no verbal de un César Millán “tranquilo y enérgico”. Me dio mucha pena ver esta escena, el niño no miraba al perro, sólo pegaba tirones, uno detrás de otro, mientras su perro se agazapaba cada vez que recibía uno “gritando” en su lenguaje canino que por favor se calmara, pero los ojos del niño sólo miraban para sí mismo, estaba demasiado ocupado sintiéndose poderoso como para poder ver que su perro pretendía pararse para hacer sus necesidades. Jamás había visto a un perro defecando mientras camina, sin detenerse y adoptar su postura natural para tal fin. La madre del niño se hizo con la correa durante unos segundos en los que, ilusa de mí, pensé que llegaría un respiro para el pobre animal pero fue todo lo contrario, pegó un tirón aún mayor para corregir no se qué, no había nada que corregir. La verdad es que no es la primera vez que veo escenas parecidas, pero esta me pareció demasiado alarmante. Me parece grave ver a un niño haciendo esto, y a una madre reforzando y alimentando esta conducta, pero quiero pensar que son comportamientos que nacen de la falta de información real, estoy segura de que ese niño quiere a su perro y cree que está haciendo lo mejor para él así que, definitivamente, la raíz del problema viene de una información equivocada e incompleta.

Sabemos que luchar contra la emisión de estos programas es como luchar contra un muro gigantesco pero es urgente que la gente pueda contrastar la información, no es justo que se esté proporcionando una información falsa e incompleta y que nadie pueda hacer nada por evitarlo.

Me pregunto de dónde nace esa teoría de la dominancia y la sumisión, si de la supuesta naturaleza del perro o de una necesidad del ser humano. Parece que muchas personas necesitan sentir que dominan al animal para alimentar su ego. Quizás por ello sigue habiendo tendencia a conservar unas costumbres que caen por su propio peso desde hace tiempo. De ahí el título de estas reflexiones, yo creo que César Millán es el encantador de unos dueños que se ven reforzados con una manera de liderar violenta y aberrante, al menos para el animal. Si estamos dotados de una inteligencia excepcional, ¿no deberíamos usarla? Cuando pegamos un tirón de correa o damos un golpe a un perro ponemos al descubierto nuestros impulsos irracionales, pero creo que todos tenemos capacidad para buscar los caminos que eviten que hagamos uso de una violencia sin sentido, que además de traernos sólo consecuencias negativas, no enseña absolutamente nada, y tampoco educa, sólo reprime.

La gente que ve este programa debería de tener una información completa. Este hombre presume de equilibrar a los perros cuando lo único que hace es atemorizarlos y anularlos. ¿Cómo se puede demostrar esto? Muy sencillo, observando y sabiendo interpretar el lenguaje de esos perros, lo que dicen ellos no da lugar a dudas.

Yo creo que el papel de los que estamos en este lado no es convencer a nadie, sólo informar de que existen métodos efectivos con los que no se hace sufrir al perro, se respeta su integridad y naturaleza, con los que se les enseña con refuerzos positivos y esto hace que no nos tema y que fluya la confianza y el buen entendimiento entre personas y perros, así les enseñaremos a querer aprender, no a querer evitar castigos que ni entienden. Podemos proporcionarles una vida feliz y a la vez tener un perro bien educado y, nosotros habremos puesto en práctica nuestra creatividad y nuestra capacidad racional dejando a un lado actitudes negativas para ensalzar las positivas.

 

Para terminar, repito mi pregunta inicial para que todos reflexionemos; ¿el encantador de qué?…

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