Su historia
Cuando apareció Mojito, estaba lleno de heridas. Parecía como que le habían arrastrado por asfalto. Cuando apareció, le estaban dando con un palo para sacarlo de un sitio donde intentaba refugiarse. Por suerte, sus heridas cicatrizaron bien y recuperó la ilusión y las ganas de seguir adelante. Es un perro supercariñoso y juguetón. ¡La simpatía hecha perro! Le encantan los niños, ¡pero no los gatos! Así que si quiere tomarte un Mojito, qué mejor que él, que éste ¡sí da alegrías de verdad, felicidad absoluta y duradera!!! ¡Arriba Mojito!
Apadrinado por: Ana Giuli